Cuando Elizabeth dejo su ciudad de origen, Houston, para asistir a la universidad, se interesó por el Movimiento Feminista en Latinoamérica. Su enfoque de investigación, en aquel tiempo, la llevo a Chile, donde encontró algo con lo que se conectó fácilmente durante su trabajo de campo: “Aprecié mucho el trabajo con las familias que estuvieron muy abiertas a trabajar conmigo. Me sentí agradecida que la gente fuera tan acogedora, aunque yo no era de ahí o de algún otro país sudamericano. Acogieron mis preguntas, compartimos comida, reímos. ¡Fue ese tipo de conexión! Hubo mucha cercanía y conexión con las mujeres. ¡Mucha confianza!”.
Más tarde en la vida Elizabeth se preparó para convertirse en Dula. Trabajó en el Hospital CHRISTUS St. Vincent, apoyando a mujeres adolescentes embarazadas: “… madres Hispano-hablantes que no tenían a nadie durante el alumbramiento y querían a alguien junto a ellas. Entonces, yo iba sin importar la hora para ayudarlas durante el alumbramiento. Como terapista de masaje, las ayudaba con relajación y enfoque con meditación”. “Me siento honrada de que las mujeres confían en mi para estar con ellas en este espacio”, dice Elizabeth para enfatizar el alumbramiento como una experiencia transformativa-única que ella misma la vivió tres años atrás.
Teniendo más interés por la experiencia clínica, regresó a la universidad para obtener su título como Trabajadora Social in Boston, Massachusetts. Desde entonces su enfoque ha sido la salud mental relacionada con depresión postparto, ansiedad y sobrevivientes de violencia doméstica. La transición al final de la vida, ha sido otra senda profesional significativa que se le ha abierto a Elizabeth, luego de trabajar en un hospicio en Hawái. Prevenir confusión o mayor estrés durante los momentos más vulnerables en la existencia humana, es quizá el rol más importante para Elizabeth apoyando y facilitando la comunicación para prevenir el trauma médico: “Trabajando tanto con madres como con personas al final de la vida, como capellán, en ambos casos, mi rol ha sido frecuentemente tender puentes entre el espíritu y la cultura, las creencias religiosas familiares, el sistema médico, los deseos”.
Elizabeth se mudó a Taos en 2019 para trabajar en Servicios de Salud Conductual, trabajando con familias migrantes, la mayoría de México, con quienes, ella menciona, tuvo la oportunidad de compartir con “toda la conexión matrilineal”. Ahora, en su nuevo rol como terapista para el Programa Santuario del Corazón, Elizabeth reconoce que Nuevo México es un territorio bastante único para el trabajo social: “… lo que a menudo trato de hacer es ayudar a las familias a volver a conectarse usando todo lo que puedan para conectarse a: sus familias, su cultura, la sensación de que pueden experimentar la misma comunidad aquí, pero muchas veces es difícil. Hay aislamiento aquí en Santa Fe, el transporte es difícil, lo que hace más difícil tener ese sentido de comunidad y sentir la misma conexión. Supongo que lo que experimento en Nuevo México es aislamiento y una sensación de soledad tratando de recuperar esa conexión cultural”.
Esta experiencia de aislamiento no ha sido un impedimento para Elizabeth fomentando conexión en el trabajo con sus clientes de Santuario: “Muchas veces trabajo con el enfoque centrado en el cliente. Me pregunto cuál sería el sistema de soporte más importante para la madre, en este caso, y como podríamos conectarla a este sistema para ayudarla a cuidar de ese bebé”. Este sentido de conexión que guía a Elizabeth se manifiesta tanto en su trabajo terapéutico, como también en los enfoques en los que ella está interesada en aprender para enriquecer su práctica profesional. Acaba de terminar su entrenamiento en EMDR, y actualmente se encuentra traduciendo este material al español para el beneficio de la comunidad Hispana y las familias de Santuario en particular.
¡Bienvenida Elizabeth!